Historia

Nace El Hórreo

Nuestro abuelo Severino se embarcó en la que sería la aventura de su vida y de la nuestra, dando rienda suelta a su espíritu emprendedor con la creación de la fábrica de embutidos El Hórreo. Con brillantez, registró la marca, a la que acompañaba un lema: “Carnes reconocidas al microscopio”. Fue el primer compromiso con la calidad, que aún mantenemos.

Reinvención

Mari Carmen y Joaquín, los padres de los actuales dueños, reabren la fábrica tras el fracaso de Incarsa, una sociedad formada en los años setenta por seis empresas chacineras de Noreña, entre las cuales se encontraba El Hórreo, unidas bajo un mismo sello. El proyecto no cuajó y obligó a los propietarios de la factoría a volver a inventarse

Internacionalización

El Hórreo ve en el mundo su mercado y apuesta por la internalización. Las tímidas incursiones en Portugal y Francia de la anterior generación se convierten en viajes transoceánicos y alrededor de Europa, consiguiendo que los productos elaborados en Noreña lleguen hoy en día a cualquier rincón del planeta.

Nuevas instalaciones

El salto cualitativo de El Hórreo, más volcado que nunca en la innovación, la investigación y el desarrollo, conlleva un cambio cuantitativo. La empresa abandona sus instalaciones para inaugurar una nueva sede que le permita duplicar la capacidad de producción, incrementar su plantilla y aumentar los países de destino de los embutidos nacidos en Asturias