Para avanzar en el cuidado de nosotros mismos es fundamental desterrar de nuestra mente la idea de que la salud es aburrida. Tendemos a imaginar que prestar atención a nuestro cuerpo significa mermar la intensidad en el disfrute, embarcarnos en rutinas y en hábitos aburridos. Convertir en eterna la vida que tenemos por delante, no porque se alargue hasta el infinito, sino porque el calvario de momentos insulsos cambiará y ralentizará nuestras percepciones. Hay multitud de chistes al respecto.
Dejémoslo en eso, en chistes, y no les hagamos más caso. ¿Qué tiene de malo o de irritante beber mientras uno trabaja en la oficina? ¿Es realmente más aburrido dejar el coche en casa y dar un paseo mientras hacemos recados o vamos al trabajo que embarcarnos en largos y estresantes atascos? ¿Resulta tan tedioso que los niños disfruten del aire libre en lugar de encerrarse en sus habitaciones con sus videojuegos? ¿Realmente no te gusta disfrutar de varias comidas al día? ¡Claro que no!
La vida saludable puede ser sabrosa. Resetea tu anteriores creencias y créenos. Basta con adaptarla a nuestras preferencias, moldearla a nuestro a estilo. Incorporar un poco de ‘valor añadido’, como se dice en el ámbito empresarial, para dibujar nuestro día a día como nos gustaría que fuera, pero mejor, porque encima, sin darnos cuenta, invertimos en años de tranquilidad.
Saludable no es aburrido, no es insípido, es, incluso, divertido. Innovar en nuestros hábitos es siempre es más entretenido que actuar automáticamente.
¿No te gustan los retos?