Un gochín de bronce mirando hacia el cielo y sentado sobre sus cuartos traseros da a la bienvenida a todo aquel que visite Noreña (Asturias). La escultura del cerdo está en pleno centro de la villa condal y no es por casualidad. Da fe de uno de los motores económicos de este municipio asturiano durante siglos: la industria chacinera.
El Hórreo nació hace más de un siglo y, aunque hace apenas un año nuestra expansión nos obligó a trasladarnos al municipio limítrofe para poder seguir creciendo, somos hijos de la tradición cárnica de nuestra tierra, donde aún vive nuestro corazón y laten nuestras pasiones.
Dicen que del cerdo se aprovechan hasta los andares y en en Noreña le hemos sacado partido a todos los despieces de este noble animal desde finales del siglo XVIII, fecha en la que echó a andar la elaboración artesanal de embutidos. Con este trasfondo y en este mismo lugar comenzó a funcionar en 1908 Embutidos El Hórreo.
El territorio del concejo asturiano de Noreña no es compacto. Está diseminado en pequeñas islas separadas y rodeadas por el concejo de Siero. Además, es el municipio más pequeño del Principado de Asturias. Estas circunstancias y la escasez de tierras de labor forjaron la vocación artesanal de sus habitantes, que buscaron otras fuentes de riqueza y otros mercados exteriores donde venderlas.
“Noreña es eminentemente industrial y puede asegurarse que la más laboriosa de la provincia. No hay aristocracia ni mendicidad; casi puede afirmarse que allí está en inmensa mayoría la clase media, pero es una clase media de abolengo artesano”. Ésta era la radiografía de la villa en 1897.
Para entonces, ya funcionaba una floreciente industria del calzado, que surgió en el siglo XVI y no se apagó hasta entrado el siglo XX. A principios del siglo pasado llegó a haber unos 200 artesanos del cuero que, repartidos en 16 talleres, fabricaban unos 150.000 pares de zapatos al año.
A esta pujante actividad, se sumó a finales del siglo XVIII la elaboración artesanal de embutidos. Ambas, la zapatería y “la matazón, salazón y embutidos” estaban íntimamente ligadas, como nos recuerdan los cronistas de la época: “Son pocas las casas en que no se ejerza una de estas dos industrias, aconteciendo el ejercerse en muchas ambas á la vez, es decir, alternando, puesto que la de salazón y embutidos es propia de los meses de invierno. Durante los meses de la primavera y el verano y parte del otoño los hombres trabajan en el calzado y las mujeres son las encargadas de recorrer consecutivamente los mercados de casi toda la provincia”.
Un trasiego que se repetía en invierno, en este caso vendiendo salazones y chacinas. “Noreña hace zapatos para la mitad de la provincia y surte también á esa misma mitad de tocino, cecina, chorizos y morcillas; exportando de estos embutidos gran cantidad para el resto de España y sus posesiones americanas”. En 1903, en la misma época en que fabricaban 150.000 pares de zapatos, llegaron a matarse 15.000 cabezas de ganado vacuno y porcino con las que se elaboraban 240.000 kilos de embutido.
Las mujeres acudían a los mercados de “toda la provincia” en grupos de 10 o 15 “cargadas con sus maniegas (cestas)” y con un ánimo a prueba de bomba, como recoge Alejandro Rodríguez Bustelo: “Eran realmente infatigables; al hacer alto en su caravana aún tenían humor para formar un pequeño baile, al son de ‘Dale la vuelta Pepe’.»
El hecho de ser una villa industrial trajo grandes avances, que llegaron antes que a otros municipios asturianos y españoles. En 1929 ya había alcantarillado, con escuelas, tanto públicas como privadas, y con un instituto de enseñanza media.
La actividad del cuero se fue apagando conforme avanzaba el siglo, mientras la industria cárnica se fue afianzando.
En los años 60 ya se podía completar en el municipio toda la cadena de producción, desde la matanza al envasado. Incluso habían irrumpido empresas de cocina preparada. De décadas despés, Noreña encabezaba la renta per cápita de la región.
A finales de siglo, se sacrificaban anualmente en el municipio 300.000 reses, equivalentes a casi 25.000 toneladas de carne: un 90% de la matanza de toda Asturias. Hoy en día, aunque muchas pequeñas y medianas empresas del sector cárnico han desaparecido, sigue siendo el sector más boyante del municipio, y representa el 50% de la producción cárnica de Asturias. Las nuevas generaciones perpetuamos el legado más allá de aquellos mercados que frecuentaban las noreñenses cargadas con sus maniegas.El mundo es ahora nuestra plaza*.
* Para elaborar este artículo hemos utilizado como fuente informaciones publicadas en los diarios La Nueva España y El Comercio; y el blog Noreña entrañable del doctor José Manuel Fanjul
** Fotografía cedida por Xurde Morán