Las croquetas de compango, una forma diferente de hacer croquetas y aprovechar, a un tiempo, los mejores embutidos de Asturias. Las croquetas, ¡qué gran clásico! Prácticamente todos hemos jugado alguna vez a ordenar en nuestra cabeza nuestras predilectas: las de la abuela, las de mi madre, las de aquel restaurante…

La croqueta ha pasado de clásico en la cocina de subsistencia a protagonista en las mesas de los grandes restaurantes. La mano a la hora de bolearlas, de dar consistencia a la masa, de freírlas en su justo punto…ha calado tan hondo que las cocinas con estrella Michelin compiten entre ellas en busca de la perfección.

Hay croquetas de chorizo, croquetas de compango, croquetas de bacalao, croquetas de pollo, croquetas de jamón (las más clásicas), croquetas de Cabrales… Incluso el gran Ferrán Adriá se atrevió a tildar de croqueta el cachopo, y lo hizo sin ánimo de desmerecer, más bien como un cumplido.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Croqueta. Para rendirle homenaje, compartimos la receta de una de las grandes croquetas de Asturias, la que elaboran los Morán en Casa Gerardo. Es de compango y la fórmula del exquisito bocado la hemos encontrado en el portal Gastroactitud.

¿Os atrevéis a emularles?

Ingredientes:

  • 100 gramos de chorizo cocido y pelado
  • 150 gramos de lacón cocido
  • 100 gramos de morcilla cocida y pelada
  • 100 gramos de mantequilla
  • 100 gramos de harina
  • 1 litro de leche
  • Pan rallado, harina y huevo para rebozar
  • Aceite para freír

¡A cocinar!

Picamos muy fina toda la carne. Hervimos la leche y dejar que vaya enfriando. En un recipiente amplio, derretimos la mantequilla hasta que se evaporé el suero. Agregamos la harina con cuidado de que no queme, pero friéndola un poco. Posteriormente, vertemos la leche en tres veces removiendo enérgicamente. Cuando empiece a espesar, agregamos el embutido y seguimos moviendo. Cuando la masa sea fina y elástica, la vertemos en una fuente cuadrada con un grosor de unos dos centímetros y la tapamos con film pegado a la masa para que no se forme costra.

Dejamos enfriar unas horas en la nevera. Para moldearlas, cortamos cuadrados perfectos, de dos por dos, y las rebozamos con harina, huevo y pan rallado. Finalmente, las freímos en aceite de oliva  a unos 170º para que el empanado no se oscurezca. Las escurrimos en papel absorbente de cocina y…¡a disfrutar!